Descubrimiento en Perú: Arqueólogos hallan mural policromado de 4500 años en La Libertad
Trujillo, 24 de Agosto
En la enigmática región de La Libertad, un grupo de apasionados arqueólogos está desentrañando los secretos ocultos de la huaca Tomabal, un antiguo enclave ubicado en el majestuoso Valle de Virú.
Lugar descubierto era un templo ceremonial
La teoría que sostienen es fascinante: esta antigua estructura habría servido como un templo ceremonial y ritual durante la era del Precerámico Tardío. Ahora, un reciente descubrimiento ha dado un poderoso respaldo a esta hipótesis.
En el corazón de este misterioso lugar, ha emergido un segundo muro policromado, cuya antigüedad se estima en aproximadamente 4 mil 500 años.
Este asombroso hallazgo tuvo lugar en la unidad de excavación número 1, un rincón diminuto que abarca tan solo 5 por 9 metros, según han relatado los dedicados investigadores del Proyecto Arqueológico Valle de Virú (PAVI).
La visión de estos arqueólogos va más allá de lo que se ve a simple vista; sostienen que este muro podría extenderse hasta los 3 metros de altura. Con tenacidad, se han embarcado en una laboriosa tarea para continuar desenterrando los secretos que este lugar ancestral alberga.
Feren Castillo Luján, el director de este ambicioso proyecto, ha compartido con entusiasmo:
“Hemos corroborado que tiene una esquina curva, el muro también está policromado, nos queda evidencias claras que el muro sigue bajando, pues solo estamos ante una parte del mural”.
FELIPE CASTILLO LUJAN
Estas palabras resonaron con fuerza en una conversación con la Agencia Andina, subrayando la emoción que este descubrimiento ha traído al equipo de investigadores.
Contemporáneo a los templos más antiguos de la costa norte
Los rasgos que han capturado la atención de estos arqueólogos son invaluables. Con su diseño distintivo de adobes troncocónicos, junto con la ausencia de cerámica en el entorno, los expertos creen que este hallazgo puede ser contemporáneo con otros importantes complejos arqueológicos de la región, como La Galgada en la sierra de Áncash, el cerro Sechín en Casma, o la famosa huaca Ventarrón.
En este período ancestral, prevalecía la tradición de erigir estructuras con esquinas curvas, dotadas de fogones centrales. Los investigadores especulan que esta característica también podría estar presente en el templo que están explorando.
Sin embargo, como señala Castillo, la confirmación de esto requerirá futuras excavaciones que revelen elementos como los fogones o conductos de ventilación, rasgos típicos de las etapas finales del Periodo Precerámico.
El muro noroeste de la estructura reserva un misterio adicional: una forma triangular de color rojo, aparentemente dibujada con el tacto humano. Este detalle ha prendido la chispa de la curiosidad, ya que se diferencia de otras figuras más delicadas en el lugar.
“Hacia el otro lado vemos una figura central, yo creo que hay un personaje allí, se ven unas volutas, unas olas, una suerte de brazos”, comparte el director de PAVI.
Sin embargo, la magnitud completa de este ícono aún está por desentrañarse, ya que el mural no ha sido liberado en su totalidad.
Castillo prosigue: “Estamos ante un mural muy interesante que vale la pena seguir investigando”.
Las pistas visuales son intrigantes: los contornos y el interior de la figura triangular están saturados en tonos rojos, mientras que los bordes de las volutas resplandecen en rojo, contrastando con su interior, que presenta una tonalidad de gris azulado.
Cada trazo, cada matiz, cada rasgo de este mural cuenta la historia de una época lejana, un capítulo en la crónica de la humanidad que estos arqueólogos se dedican a desenterrar y entender, pieza por pieza.
Huaca Tomabal: Hallazgos asombrosos y luchas por su conservación
En el año 2020, tras sufrir daños significativos, alrededor del 60% de la estructura de la huaca Tomabal fue destruida por actividades agrícolas que involucraban maquinaria pesada.
En medio de este desolador escenario, los arqueólogos Régulo Franco y Feren Castillo hicieron un descubrimiento extraordinario: un muro policromado representando a un personaje antropomorfo.
En un principio, se creyó que pertenecía a la época Cupisnique, pero investigaciones más profundas revelaron su antigüedad aún mayor.
Hoy en día, estos investigadores están clamando por la intervención de las autoridades competentes para proteger este templo precerámico, que se encuentra en un contexto peligroso rodeado de cultivos de palta y caña de azúcar.
La misión es resguardar estos muros policromados, que podrían ser los más antiguos de la región La Libertad, para las generaciones venideras.
Un recinto sagrado para las ceremonias espirituales
Sin embargo, el segundo muro policromado no es el único tesoro revelado en este sitio. Oswaldo Ezeta, un tesista en arqueología y miembro del equipo PAVI, descubrió dos nichos en el interior de la estructura.
Estos nichos, con dimensiones de 50 centímetros en anchura, altura y profundidad, respaldan la hipótesis de que se usaban en ceremonias. La entrada de los nichos está adornada con un escalonamiento curvado.
Aunque se esperaba hallar ofrendas u otros materiales para fechar el sitio, la técnica constructiva sugiere que la huaca podría tener alrededor de 4,500 años de antigüedad. En la unidad de excavación 2, situada en la esquina suroeste, se buscaba documentar el punto angular suroeste del edificio principal.
Sin embargo, la devastación del año 2020 borró gran parte del mural original. A pesar de esto, se logró registrar una sección del muro occidental con elementos policromados. Se distinguen dos modificaciones anteriores, una cubierta completamente de pintura negra y la otra enterrada sin adornos.
Dentro de este espacio, en la estructura más antigua, se descubrió una habitación que mira hacia el sur, compartiendo similitudes con construcciones contemporáneas de ese período, como La Galgada.
La diferencia radica en que esta habitación está construida en piedra, a diferencia de Tomabal, que utiliza adobe.
Limpieza y puesta en valor del recinto arqueológico
El arqueólogo Clavo Cruz, parte del equipo PAVI, describió el proceso de limpieza y conservación de los objetos descubiertos.
En el caso de estructuras como esta, se lleva a cabo una limpieza superficial para identificar grietas, fracturas, cavidades o desgaste del revestimiento. En situaciones más complicadas, se emplea un proceso de estabilización mediante mortero con una alta proporción de arcilla.
El proceso de cerramiento implica la colocación de papel de seda antes de apilar ladrillos de barro. Luego se añade una capa de arena sin minerales para proteger el revestimiento existente. Finalmente, se reintegra el material retirado durante la excavación para completar el proceso.
En medio de desafíos y revelaciones, la huaca Tomabal sigue siendo un testimonio invaluable del pasado, y los arqueólogos continúan desenterrando su historia en busca de conexiones más profundas con la antigüedad.