¿Qué es la Cosmovisión Andina?
La cosmovisión es una forma de interpretar el mundo, lo que nos rodea, lo que vemos. Desarrollada a lo largo de 5 mil años, la cosmovisión andina de los pueblos originarios quechuas se formó con la Civilización de Caral hasta llegar a los Incas y ha sobrevivido hasta hoy en las comunidades originarias quechuas.
La cosmovisión andina es la visión de cuidado de la naturaleza, del cosmos-vivo (Pachamama) y de la relación sagrada entre el ser humano y tierra. También es la visión del comunitarismo andino basado en la reciprocidad (Ayni) y el cuidado de las relaciones humanas, del vivir en comunidad (Ayllu) del amor y respeto a los seres vivos, a los niños y ancianos, a los árboles, las montañas, los ríos y el universo entero.
¿Qué es la religiosidad andina?
Desde hace 5 mil años, los pueblos originarios tuvieron una manifestación profundamente religiosa integrada en la cosmovisión andina. A esto lo llamaron «Illa Teqsi» que significa «Fundamento de la Luz» «Luz Primigenia» «Luz Eterna» pues los ancestros creían que todo se originó del «Illa» que es la energía de la que se formó el universo.
En la cultura andina todo está impregnado de «Illa» y esta se considera «Sami» es decir, energía positiva. Al ser la sustancia primigenia que da «ánima» «forma» y «movimiento» al universo también lo llamaron «Pachakamaq» que significa «El que anima el cosmos» «El ordenador el universo» y según afirman los cronistas Blas Valera, Guaman Poma de Ayala y Garcilaso de la Vega, tuvieron al «Illa Teqse Wiraqucha» como única deidad, siendo la luz solar del «Inti» (El Sol) su manifestación directa y por ello tuvieron al Sol por lo más sagrado después del Illa Teqse.
¿Cuál es la visión andina del universo?
La palabra quechua «Pacha» tiene múltiples significados «tiempo; época; universo; tierra; mundo; cosmos; era; suelo; espacio; naturaleza; hora; fecha; región; país; lugar; la tierra; el mundo; el tiempo; piso» pero las mas importantes son «Espacio-tiempo» y «Universo» pues «Pacha» implica la manifestación de la existencia, el mundo de lo visible y lo invisible.
En la visión andina el Universo esta conformado por la luz del Illa Teqse, esta da forma al Universo. Y por eso llamaron al Illa Teqse con el término de «Pachayachachiq» que significa «Maestro del Universo» pues el Illa Teqse es entendido como la Sabiduría que da forma y existencia al universo.
A los distintos estados de consciencia «espacial-temporal» los llamaron «Pachakuna» y son 4: Kay Pacha que significa «El aquí y ahora» «Este espacio tiempo»; el «Hanan Pacha que significa «Espacio-tiempo superior» el Ukhu Pacha que significa «Espacio-tiempo interior» y el Hawa Pacha que significa «Más allá del espacio-tiempo»
El Allin Kawssay: El buen vivir
Desde tiempos ancestrales, nuestros abuelos entendieron la interconexión existente en el universo, que recrea y transforma el alma de todo lo vivo, convirtiéndonos en millones de células de un mismo tejido hecho a paridad complementaria del cosmos.
Dicho de este modo, es una verdad que rebate en un párrafo único la llamada verdad absoluta acerca de nuestra vida y lo que se proyecta a partir de ella. La interconexión universal devela una fuerza suprema capaz de gobernar la naturaleza y el cosmos con presteza; la hermandad no sólo habla de seres humanos en familia y en compromiso de cuidarse y protegerse, se trata de una fraternidad extendida hasta el reino animal y vegetal, se trata del apellido que nos da el poder respirar u ocupar un espacio en el universo.
Comprendiéndonos como fuegos de una misma estrella, los pueblos indígenas originarios basaron su modo de vivir en relaciones de armonía y equilibrio; el término Allin Kawsay se aplica a quien “sabe vivir” mas el término significa Buen Vivir. Del quechua obtenemos la siguiente traducción:
Allin: Bien, bueno, correcto, positivo
Sumaq = plenitud, sublime, excelente, magnífico, superior
Kawsay = vida, ser estando, estar siendo
El término en ambas traducciones acuña el significado único de Vida en Plenitud, cuya práctica se llevó a cabo entre las comunidades originarias de los actuales Perú, Bolivia y Ecuador. Nuestros ancestros generaron un paradigma que dista del pensamiento individualista y hedonista de occidente; el estar siendo denota sintonía con el presente y nada más, ignorando los recuerdos que encadenan nuestro pensamiento al pasado y el estrés que genera la expectativa por un futuro incierto.
Este paradigma unifica la interdependencia de todo ser vivo; la responsabilidad que tienen sobre la creación tanto la figura masculina como la femenina en complementariedad no competitiva, proyectando esta relación a todas las que se crean entre humanos, humanos y animales, humanos y naturaleza.
El Buen Vivir de la Cosmovisión Andina tiene en cuenta las verdades inmutables de nuestra naturaleza cósmica; alguien que vive y practica esta filosofía se transmuta en la identidad de todo lo que ve y es parte de ello; cerrar los ojos y sentirse parte de la esencia del viento o una roca en la montaña que besa el cielo.
Una complementariedad que rompe el esquema del sí versus el no y que abre la posibilidad de nuevos puntos que incluyan muchas combinaciones posibles fuera de una premisa cerrada y olvidar lo meramente racional para integrarnos a lo intangible, a lo sublime, a lo que realmente rige nuestras vidas: la sensibilización y el latir acompasado a las formas que el cosmos han creado.
Entendido esto sentimos entonces la necesidad de preservar el equilibrio y la armonía de todo cuanto existe, pues somos una energía en vibración compartida y contínua entre los seres vivos. De este modo, la preocupación central de occidente que es acumular para un mañana incierto o escalar en base al daño que ocasionamos a otros, no encaja en la visión del Vivir Bien.
El cuidado de la tierra
Papa nuestra. Un cultivo originario de los andes forma parte de nuestra historia nacional.
El paradigma andino del Vivir Bien de la cosmovision andina, establece entre sus principios un pensamiento contrario a la separación de la naturaleza que pregona occidente; se trata de construir una simbiosis con la naturaleza, el espacio-tiempo de la calidad de vida.
La cultura occidental esparció el fundamento de que el hombre debía dominar la tierra, doblegarla y explotarla; en un orden de ideas similar, el filósofo Aristóteles decía que la buena vida se encontraba en las ciudades y todo aquel ubicado fuera del perímetro de la polis, se encontraba en espacio y actitudes bárbaras como la agricultura y el bosque. Oponiendo la naturaleza a la cultura.
En este aspecto, en la sabiduría andina se mantienen unidos los puntos del cuidado de la tierra y la vida en comunidad (Khuyapayaq), pues son subsidiarias. El buen vivir para los pueblos originarios tiene como centro el disfrute de las actividades de la naturaleza: el florecimiento de los cultivos, la cría de animales, tiempo para compartir festivamente, disfrutar de los bienes suficientes para la reciprocidad desde donde surgirán los valores de la comunidad como la confianza, amistad, alianza, cooperación mutua, que son productos directos de las relaciones interpersonales en el Ayllu.
El andino está en contra del abuso, maltrato o agotamiento de la tierra y aborrece la sobreexplotación de su fertilidad y riqueza, el despilfarro y el consumismo; su premisa es ayudar al equilibrio de la naturaleza.
La comunidad como artífice del cuidado de la tierra, es descrita entonces como un ente que promueve la interactividad, la vivencia cotidiana de tener a la mano lo necesario y suficiente dentro de la austeridad, equilibrio y suficiencia de lo bueno y necesario de la naturaleza.
El Ayllu – vivir en comunidad
Dentro del paradigma de nuestros ancestros está el de la vida en comunidad, cuyos principios parten de la conciencia de la interconexión que hay en todo lo existente, determinando que cada hermano, cada planta y animal es un componente de la comunidad y por ello un daño sobre alguno repercute en desequilibrio y caos.
El vivir bien no sólo abarca entonces la vida y relaciones de los humanos, sino la integralidad de una comunidad entera dispuesta a ser guardián y apoyo de cada hermano. Para tener consciencia de esto es preciso entender que en la sabiduría andina no existe el yo sino el nosotros (Ñukanchik) alejados del pensamiento de la subordinación.
La meta de los pueblos originarios es el Buen Vivir; la protección y unificación de todos los miembros de la comunidad en un retorno a la memoria ancestral, pues en ella reside el principio de que la vida se genera de la relación complementaria.
En la comunidad no se aspira a la perfección, el objetivo es la crianza mutua entre todas las formas de vida: los astros, los animales y las plantas. Se promueve el trabajo como un regalo, necesidad y alegría del espíritu; es una actividad litúrgica y sagrada. El trabajo es contemplación, meditación y celebración que deviene en punto de encuentro y diálogo para los miembros de la comunidad, por tanto no existe la violencia, la subordinación o el abuso hacia el trabajador.
Cosmovisión inca
La cultura andina está asociada a las estrellas; hicieron de las constelaciones trazos imaginados para representar las fuerzas o energías que favorecen la fecundidad de todo cuanto hay en la biosfera. La fertilidad es un tema vital para los andinos, pues se extiende al florecer de los cultivos, la llegada de la primavera y la reproducción de los animales.
Cada una de las fuerzas o energías que encontramos en esta naturaleza, hija y producto de la paridad del cosmos, se consideran expresiones de Illa Tiqsi y reciben un nombre propio, incluso alguna representación física.
Viracocha & Pachakamaq
La figura de Viracocha trasciende el tiempo en la historia de los Andes como una figura religiosa principal de distintas culturas andino-amazónicas. La naturaleza de Viracocha, como la esencia vital del cosmos, se presenta como la energía fundamental del universo; una energía vital que está en todos lados, la luz cósmica que da vida al fuego y éste Sol para que gracias a él haya vida en la biosfera terrestre.
La transmisión principal de Viracocha-Pachakamaq es mediante la luz, por lo que es un ente no visible asociado a lo no manifestado, a la energía vital del cosmos. Es la energía fundamental del universo; cada río, roca, hojas, el viento y las montañas son expresión visible de la energía no visible. Esa energía bondadosa que hace que el mundo sea y exista, es Viracocha. Una de las formas de esta energía que los andinos supieron reconocer fue Illapa, el rayo o relámpago que resuena en las alturas de las punas andinas; otro muy nombrado es Illa Tiqsi o luz fundamental. Illapa e Illa Tiqsi son manifestaciones de la energía del cosmos y no son dioses.
El Inti (Sol en cenit) como portador de la luz de Viracocha, es la segunda manifestación más importante después de Viracocha-Pachakamaq.
Illa Tiqsi –Viracocha
La posición de Viracocha es superior a la de Inti (Sol) y Killa (Luna), en términos andinos esto significa que Viracocha es la posición más elevada del Hanan Pacha o espacio-tiempo superior, lugar que sólo ocupa Pachatata como padre cósmico del tiempo-espacio; del todo y la parte; de lo finito y lo infinito, de lo limitado y lo no limitado, de lo estático y lo dinámico. Las múltiples similitudes entre Pachatata y Viracocha dejan conclusión de que es este último la primera y más antigua representación de lo no manifestado de Pachatata. Según Blas Valera, el nombre prístino de esta esencia era Illa Tiqsi, que en quechua significa “luz original”; el nombre de Wiracocha le sería atribuido sólo posteriormente, tras la leyenda de su desaparición en el mar de Tumbes.
El cóndor ocupa un lugar de importancia en la mitología incaica, representa al mundo superior o Hanan Pacha, la supra consciencia. Es el mensajero de los Apus (espíritus de las montañas); es el portador de la luz solar, lunar y del calor; el movimiento libre en el espacio. Es la figura simbólica más cercana a lo que en occidente se conoce como ángeles o seres alados.
El Puma o león de montaña, representa el Kay Pacha o mundo presente, de aquí y ahora, el mundo donde viven los humanos y se asientan poblados y ciudades.
La Serpiente simboliza el principio de la vida, el alma, la libido y la fecundidad, también las fuerzas opuestas complementarias de la naturaleza, la sabiduría y el conocimiento. Es la representación del Ukhu Pacha o mundo interior, subconsciente, el mundo andino, el mundo interior.
En otras representaciones de Viracocha se observan dos serpientes conocidas como Sachamama y Yakumama; existe el mito de que ambas se refieren a dos seres que recorren los tres mundos: el superior, el presente y el interior. Ambas sufren transformaciones al pasar al mundo superior: Yakumama se transforma en rayo y Sachamama en arco iris. El arco iris es parte de la esencia que fecundiza la tierra, que da color a las plantas y seres en general. Los tres mundos se hallan unidos por estas serpientes míticas, que representan el agua y la fecundidad.
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