El concepto de paz en la cosmovisión andina
El pacifismo incaico es indesligable de la cosmovisión andina de los Incas y se aplicaba a todas las esferas de la sociedad andina. Ya Garcilaso de la Vega citó sobre Sinchi Roca “Que sea como dizen los primeros o afirman los segundos haze poco al caso que lo ganase el segundo inca o el tercero, lo cierto es que ellos los ganaron y no con pujanza de armas sino con persuasiones y promesas y demostraciones de lo que prometían. Y por habuerse ganado sin guerra, no se ofrece que decir de aquella conquista, mas de que duró muchos años, aunque no se sabe precisamente cuantos, ni los cuales reynó Sinchi Roca”
Es de resaltar aquí que el nombre de aquel Inca significa “Sinchi” palabra quechua que se traduce como “duro, fuerte, vigoroso, valiente, sólido, valeroso” y “Ruq’a” como “Generoso”. En general “Sinchiq” se traduce como “Guerrero”. Pero este tèrmino tiene otra connotaciòn en la cultura andina, no se trata del soldado despiadado e invencible, sino del guerrero que mantiene una disciplina y un modo de vida ético producto de una fortaleza interior. Es la fortaleza del espíritu que se manifiesta en la mente y en el cuerpo y en todas las acciones de la persona.
De modo que no es un Guerrero (Sinchiq) que ejerce la fuerza despiadada mediante la guerra cuyo objetivo es ganar y despojar a otros, sino aquel que utiliza la sabiduría, la prudencia y la inteligencia para construir el Allin Kawsay, el Buen Vivir, de allì las “promesas” del Inca hacía los pueblos étnicos persuadiendolos de unirse al Gran Tawantinsuyu.
Y por ello difiero en que la palabra “conquistador” está mal aplicada a los incas, porque “conquistar” significa ganar algo, y a menudo despojar o privar al rival de aquello. Pero esto va en contra de la lógica andina de la “Reciprocidad” según la cual se mide un punto equitativo entre ambos. La lógica de la paridad y la reciprocidad incaica establecía que todo pueblo, etnia o ayllu que se uniese al Tawantinsuyu no fuese despojado de sus tierras ni riquezas sino que por el contrario, eran beneficiados por una serie de obras pùblicas que el Inca ordenaba construir, estas obras de infraestructura permitian integrar aquella provincia alejada al resto del estado tawantinsuyano.
Como podemos observar esta lógica de reciprocidad paritaria (igualitaria) basada en el pacifismo en vez de la guerra violenta, era una visión muy moderna de los pueblos quechuas. Esto no significa sin embargo que no haya existido guerras ni rebeliones como algunos autores han precisado. Y puntuales son los casos de Huascar y Atahualpa o de Pachacutec, sin embargo tales sucesos corresponden a tiempos de inestabilidad y crisis, es decir son la excepción no la norma.
De hecho hubo gobernantes incas que fueron absolutamente pacifistas como Yawar Waqaq (Yahuar Huacac) cuyo nombre significa “El que llora sangre” de cuya biografía sabemos que fue secuestrado por los Ayarmacas, enemigos acérrimos de los Incas. Se sabe que Yawar Waqaq sentía auténtica repugnancia por la guerra y la evitó por todos los medios, evitó continuar los enfrentamientos con los Quntis a tal grado que las Panacas disconformes designaron a su hijo como inca co-reinante para defenderse de los enfrentamientos locales.
Se sabe que los Quntis iniciaron una rebelión generalizada e invadieron el Cusco, negándose el inca a pelear fue asesinado en el Inticancha frente a las puertas del Templo.
Estoy convencido de que detràs del extremo pacifismo de Yawar Waqaq no hay otra razón que la religión, la cosmovisión andina. Por ejemplo es sabido que la relación de las edades relatadas por los cronistas indigenas Guaman Poma de Ayala y Juan de Santa Cruz Pachackuti que mencionan el “Purun pacha” y/o “Awka pacha” que significa “tiempos de guerra, de violencia, de salvajismo”.
El cronista Guaman Poma relata (y en ello coincide el cronista Fernando de Montesinos) en que el tiempo anterior a los incas era gobernado por la guerra tribal entre las distintas tribus indígenas, una era marcada por la extrema violencia, al punto de que los pueblos abandonaron los valles y se refugiaron en las alturas construyendo fortalezas similares a los castillos fortificados llamados “Pukaras” Se cuenta que las etnias viven en permanente guerra, no respetaban ni los códigos de guerra, haciendo tambores de la piel de los vencidos.
Por el contrario se sabe que cuando los Incas fueron ganando territorios para el Tawantinsuyu, estos pasaban por una “misión pacificadora” que incluía el traslado de poblaciones, la inserción de mitimaes (mitmakuna) es decir de población pacífica que cumplian un rol pedagógico al civilizar a pueblos más aguerridos. Lo cierto es que los incas continuaron su labor pacificadora reduciendo así la violencia de los pueblos que pasaban a convertirse en ayllus sumamente pacíficos, respetuosos de las normas incaicas y de las reglas de la comunidad. Esto ha sido testificado por Garcilazo de la Vega a tal punto que el distinguía entre los “pueblos incas” y los “salvajes” no civilizados.
Lo cierto es que la imagen que el Inca siempre guardó entre los habitantes del Tawantinsuyu fue el de un “protector”. De allí el apelativo de “Waqchakuyaq” que significa “El que ama a los pobres” o “Khuyapayaq” que significa “El compasivo” El Inca nunca fue visto como un rey déspota y esquilmador sino como un impartidor de justicia, de compasión y de bienestar, todo ello englobado en la actual filosofía del “Allin Kawsay” el Buen Vivir andino. Aunque el actual concepto de “Buen vivir” es moderno y contemporáneo, hunde sus raíces sin embargo en el ideal incaico de gobierno y en las tradiciones literarias del cronista Inca Garcilaso de la Vega.
La paz y la violencia son dos fuerzas circunstanciales del ser humano y a menudo conforman una dualidad. Otro ejemplo lo vemos en la resistencia ante la invasión española. Existen dos referentes Manco Inka y Paullu Inka. a menudo se recuerda más a Manko Inka porque inició la rebelión sin cuartel contra los españoles, logrando importantes victorias y también terribles derrotas.
Pero lo cierto es que el principal representante inca durante aquel periodo fue su hermano Paullu Inka que fue quien negoció la paz entre los incas y los españoles. A menudo la historia ha retratado a Paullu Inka como cobarde, traidor o incluso pro-hispanista. Sin embargo lo cierto es que la actitud pacifista de Paullu Inka engloba muy bien con el concepto de convivencia de la cosmovisión andina.
Es evidente que Paullu Inka y sus asesores comprendieron sobre la imposibilidad de sostener por más tiempo la existencia del gobierno inca. En primer lugar porque las enfermedades traídas de Europa habían diezmado a la población, que pasó de tener 14 millones de habitantes a 1 millón, reduciéndose más del 90% de la población. Cualquier economista sabe que esto significa la quiebra económica de un estado al carecer de habitantes y por ende de impuestos, carecer de tropas para la guerra, de recursos logísticos etc.
Por otro lado la versión hispanista de la historia ha ensalzado la “victoria” española llenandola de fábulas y exageraciones propias de los cronistas de la época, como aquella de 168 españoles conquistando un imperio. Lo cierto es que la historia real es muy diferente, la guerra de guerrillas con los bastiones de Manko Inka y Tupac Amaru I duraron más de 40 años e interminables batallas, para aquella época ya habían miles de españoles asentados en Sudamérica. Por otro lado las etnias no quechuas estaban enfrentadas a los incas y aliadas con los españoles, como por ejemplo los Chachapoyas y Cañaris, los Huaylash y algunas etnias costeñas. Estas etnias aliadas sumaban decenas de miles de guerreros a favor de los españoles, con lo cual las fuerzas militares de los incas eran inferiores en número a la de los españoles y sus aliados nativos.
Creo que Paullu Inka fue muy consciente de aquella situación, creo que este Inca priorizo la supervivencia de las panacas incas y la etnia quechua por encima de lucha por el gobierno. Esto llevó a Paullu a aceptar la derrota y buscar una vía conciliatoria con los españoles con el fin de salvaguardar la vida y los bienes de la población nativa. Esto explicaría porque las panacas reales del Cusco apoyaron mayoritariamente a Paullu Inka en vez de Manko Inka que luchó sobretodo con guerreros amazónicos del Vilcabamba.
Manko Inka ofrecía una guerra sin cuartel que llevará al exterminio de uno u otro bando, similar a las guerras indias libradas por los ingleses contra los nativo americanos de América del Norte. Por el contrario Paullu Inca buscó la conciliación y la convivencia entre indianos e hispanos lo que implicaba la sujeción al Rey de España.
Lo cierto es que la última opción se impuso, y las consecuencias de ello se ven cinco siglos después. En América del Norte las etnias fueron exterminadas y hoy su población corresponde apenas al 0.5% de la población estadounidense. Por el contrario las etnias quechuas, aymaras y amazónicas corresponden al 60% de la población de Bolivia, el 45% de la población peruana y el 35% de la población ecuatoriana.
Tampoco es casualidad que los quechuas hayan sido la etnia que mejor sobrevivió a los cinco siglos de dominación hispana, mientras que otros pueblos indígenas mayoritarios desaparecieron del continente como los charruas del oriente uruguayo, los patagones y onas. Y otras muy disminuidas como los mapuches, guaraníes y caribes.
¿Porque esos pueblos indígenas desaparecieron pero los quechuas permanecieron a pesar de ser gobernados todos por el mismo imperio español? Estoy convencido de que las razones se las debemos a Paullu Inka, pues los acuerdos que derivaron en las futuras Leyes de Indias permitieron la protección jurídica de pueblos mayas, quechuas y nahualt de la ambición y extrema violencia de los colonos hispanos que llegaban a América ávidos de tierras y riquezas.
EL PACIFISMO EN LA COSMOVISIÓN ANDINA
Hasta aquí hice un análisis pragmático de ejemplos de pacifismo en la historia de los Incas. Sin embargo quiero ahora hacer un enfoque desde la perspectiva filosófica y cosmovisional. La principal razón estriba en la idea de “Pachakamaq” como vislumbra la creencia inca en una causa única y universal llamado tambien “Illa Teqsi” “Origen y Principio Supremo”,
Esta fuerza cosmogónica originaria, es a la vez luz y sustancia. Es almágico de sustancia vital que contiene el todo y es a la vez el todo, presente por ende en todo el universo, en los elementos y los seres vivientes..
Luego tenemos el “Kawsay munana” o “Voluntad de vivir” esta “Kawsana Kallpa” o Fuerza Vital es la causa de que todo ser adquiera consciencia y venga a ser viviente por causa de la vida misma. Es decir la vida y la consciencia son “uno solo que se hace a sí mismo”. el universo es auto-generado. Esa fuerza cósmica fue llamada por los nativo-americanos como “Gran Espíritu” y que los pueblos quechuas llamamos “Illa Teqsi”.
Esta visión de la consciencia como única y universal es lo que llamamos “Pachakamaq” del cual su aspecto femenino “Pachamama” es la representación de aquel principio de vida, esa fuerza vital cósmica y universal del cual cada uno de nosotros somos.
De este modo podemos comprender que toda “creatura” del universo y de la naturaleza es en esencia una sola y misma cosa. “A las flores nadie las creó, ellas son el creador, quien conoce esto, se conoce a sí mismo”
De modo que todo lo existente es la expresión de una misma origen: Illa Teqsi. Y “Contenido en una semilla de maíz esta guardado todo el conocimiento del universo” esta es la razón por la cual las semillas son sagradas en las culturas nativas, porque representan la continuidad de la vida, la continuidad de ese principio de fuerza vital existente.
Este principio de compartir un único origen es extensible a la naturaleza en su totalidad, y a la humanidad entera. De modo que nos hace comunidad en primera instancia del mundo fenomenológico y “uno solo” en última instancia, este fue uno de los principios de la religión nativo-americana.
Como decía el orador nativo-americano “Red Jacket” «También tenemos una religión que se le dio a nuestros antepasados, y nos ha sido entregada a sus hijos. Nos enseña a estar agradecidos, a estar unidos y a amarnos los unos a los otros. Nunca peleamos por la religión».
En la cosmogonía andina los astros son vistos como una comunidad de estrellas, teniendo por astros mayores al Intillay Taytallay (Padre Mio, Sol Mio) y Mama Killa (Madre Luna) existe un vínculo de parentesco entre los elementos, la naturaleza y los seres humanos, al punto de no haber distinción entre ellos.
Esa “cosmovisión” o forma de ver las cosas lleva naturalmente a un pacifismo, que no debe confundirse sin embargo con “pasividad”. El ideal andino busca el equilibrio entre los elementos, la naturaleza, la comunidad y el ser humano. Este equilibrio depende de la ética moral y natural del ser humano “Runa” a través de principios de comportamiento, de vida, de nexos comunitarios.
Y entre ellos la “Reciprocidad” es uno de los elementos más importantes. Es decir la reciprocidad no es un simple elemento de gratitud, solidaridad o caridad. En la cosmovisión andina la reciprocidad es un principio cósmico fundamental para mantener el equilibrio y la armonía universal. Cuando no se cumple con la reciprocidad se rompe la armonía y se provoca desequilibrio y caos, que finalmente conducen a la violencia, a la guerra y a los desastres climáticos.
De allí radica la importancia de mantener relaciones de reciprocidad con la Madre Tierra, Pachamama. Es decir con la naturaleza y sus elementos del cual somos parte. La ingratitud hacia la tierra, el ganarle ventaja aprovechando sus recursos naturales, sin devolver a la tierra lo que es suyo genera a la larga la decadencia del hombre.
De igual forma el Estado está pensado como una mancomunidad de lazos de reciprocidad entre ayllus (comunidades) incluso desde distintos pisos altitutinales y provincias contiguas. Estos nexos de reciprocidad se expresaban mediante presentes y obsequios, obras públicas, redes de protección comunitaria y defensa mutua.
De igual forma el Hatun Runa (ciudadano) beneficiado con esta reciprocidad del estado tawantinsuyano debía a la vez en determinadas circunstancias devolver la reciprocidad cumpliendo tareas asignadas por el estado ante determinadas circunstancias o eventos, ya sea mediante la mita, la minka y el ayni, formas colectivas de organización.
Practicar estas formas pacíficas de reciprocidad colectiva basadas en una cosmovisión integradora y compasiva fue un ideal que persiguieron los incas, y es algo de lo que podemos aprender hoy.